Rogelio Guerra
"Me llevaron con los ojos cerrados. No debía darme cuenta del lugar donde se llevaría a cabo la reunión en la que se me aceptaría como integrante. La cita fue a las cinco en el jardín del Panteón de la Cruz, a un lado del templo del Señor de los Rayos. Lo del panteón fue casual, no tuvo que ver con ningún rito de ninguna secta. Llegué a las cuatro treinta –luego supe que no se debe llegar al punto de encuentro con más de cinco minutos de anticipación, para no llamar la atención-."